Lácteos: un aporte clave para el crecimiento y desarrollo de niños y adolescentes
El consumo de leche y lácteos aporta proteínas de alta calidad, calcio, fósforo, zinc y vitaminas A, D y B12, nutrientes esenciales para el crecimiento y el desarrollo físico y cognitivo de niños y adolescentes. Diversos organismos internacionales como la FAO, la OMS y FEPALE reconocen que incluir lácteos diariamente en estas etapas favorece una adecuada formación ósea, una mayor densidad mineral en los huesos y un mejor desarrollo muscular y cognitivo.
Además, los lácteos son alimentos accesibles, fáciles de incorporar en el desayuno, la merienda o las comidas principales, y contribuyen a la seguridad alimentaria y nutricional de la población infantil y adolescente.
De acuerdo con información difundida por FEPALE, a través de su representante Rafael Cornes, el consumo de leche durante la niñez no solo impacta en el presente, sino que constituye una inversión en salud para toda la vida. Los depósitos de calcio comienzan a formarse en la infancia y alcanzan su punto máximo hacia los 23 años; el calcio que no se incorpora en esa etapa no puede recuperarse posteriormente. Aumentar en un 10 % la masa ósea durante la adolescencia puede reducir hasta un 50 % el riesgo de fracturas en la adultez.
Los niños y adolescentes que incluyen lácteos en el desayuno suelen mostrar mayor concentración, mejor memoria y un mejor desempeño escolar, especialmente en asignaturas que requieren atención sostenida. Asimismo, los lácteos generan una mayor sensación de saciedad y contribuyen a prevenir el sobrepeso y la obesidad cuando sustituyen bebidas azucaradas y productos ultraprocesados.
Consumir leche y productos lácteos desde la infancia y la adolescencia es, en definitiva, una forma concreta de construir salud, fortalecer los huesos y desarrollar capacidades físicas y cognitivas que acompañarán a la persona durante toda su vida.