El rol de los lácteos en la salud y la inmunidad

La leche y los productos lácteos aportan una combinación equilibrada de proteínas, vitaminas y minerales que contribuyen al bienestar integral y al adecuado funcionamiento del organismo. Su composición incluye nutrientes esenciales como calcio, fósforo, vitamina A, vitaminas del complejo B y zinc, que participan en procesos claves para la salud física, metabólica y del sistema inmune.

Las proteínas de alta calidad presentes en los lácteos intervienen en la renovación y reparación de tejidos, además de colaborar en la formación de anticuerpos, un componente fundamental de las defensas del organismo. Nutrientes como la vitamina A ayudan a mantener la integridad de las mucosas, que actúan como primera barrera frente a agentes externos, mientras que la vitamina B12 participa en funciones celulares que sostienen la respuesta inmunológica. El zinc, por su parte, cumple un rol relevante en el desarrollo y funcionamiento de las células del sistema inmune.

El aporte de calcio y fósforo, conocido por su relación con la salud ósea, también es importante para otros procesos del organismo, como la contracción muscular, la transmisión nerviosa y el equilibrio metabólico. Estas funciones contribuyen al mantenimiento de la energía y al correcto desempeño de las actividades diarias.

La variedad de productos lácteos disponibles —leche, yogur y quesos— permite incorporarlos fácilmente en diferentes momentos del día, aportando nutrientes clave de manera práctica y accesible. Su consumo regular, dentro de una alimentación equilibrada, contribuye a sostener la vitalidad, apoyar las funciones del organismo y fortalecer las defensas naturales.

Consumir lácteos como parte de una dieta variada es, en definitiva, una forma efectiva y accesible de promover el bienestar integral y acompañar un sistema inmune más eficiente en todas las etapas de la vida.